Mensajes de las Películas
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El COVID-19 cerró una gran parte de las vidas de los niños cuando obligó la clausura de muchos de nuestros centros preescolares. Aparte de ser lugares donde los niños aprenden, los centros preescolares proveen oportunidades a los niños para formar amistades y desarrollar sus habilidades socioemocionales. Los centros preescolares también brindan a ciertos niños un refugio de vidas familiares problemáticas, y los problemas que enfrentan muchos niños en el hogar han empeorado durante la crisis del COVID. Durante el último año, la pérdida de empleos, las presiones financieras y las órdenes de resguardarse en casa, conjuntamente han puesto en tensión la vida familiar en general.
Estas dificultades podrían perjudicar la salud mental de los niños porque las experiencias adversas en la infancia (EAI) causan estrés tóxico en los cerebros en desarrollo. Y eso tiene preocupados a los defensores de los niños. «Ya que el impacto de los casos de enfermedades graves causados por el COVID-19 ha sido relativamente menor, puede haber un sentido falso de que nada malo les está sucediendo a los niños,» dijo Jack Shonkoff, director del Centro del Niño en Desarrollo, de la Universidad de Harvard. «En realidad, el estrés que experimentan sus familias tiene un efecto enorme en muchos, muchos niños.»
El COVID-19 está traumatizando a niños a nivel nacional. Y su impacto ha sido aún mayor entre niños que ya estaban bajo estrés. Las familias de bajos ingresos y vulnerables, que típicamente ya enfrentaban dificultades para sufragar los costos de sus necesidades básicas—alimentos, vivienda, transporte y educación—han enfrentado dificultades todavía mayores. Los niños con padres cuya primera lengua no es el inglés pueden estar luchando con la educación virtual en casa. Las personas de color tienen un riesgo mayor de contraer el COVID-19, así que más de sus niños han visto a miembros de sus familias enfermarse, o fallecer de la enfermedad.
El último año ha puesto en primera plana a estas inequidades mientras que imágenes alarmantes han llenado las pantallas de nuestros televisores. Aparte de la pandemia, hemos visto imágenes graficas de violencia policíaca y las protestas que siguieron el homicidio de George Floyd, un hombre negro desarmado. Muchos niños han visto y han oído hablar de estos eventos alarmantes, y sus respuestas pueden variar según las reacciones de los adultos en su alrededor. Si los padres o cuidadores son relativamente calmos y reconfortantes, pueden ayudar a los niños a ser resilientes. Pero si los adultos se sienten abrumados por sus sentimientos de angustia y tristeza, hallarán difícil darles a los niños la tranquilidad que necesitan.
Y es difícil satisfacer las necesidades de los niños cuando las necesidades de uno mismo no están siendo satisfechos, según la madre de dos niños pequeños. Ella recuerda como corrió «a velocidad máxima hacia la ansiedad y la depresión» mientras permanecía en casa, escuchando noticias sobre el COVID-19 y las muertes de personas negras desarmadas. «Mientras más tiempo pasaba encerrado en casa, más aterrador era hablar con cualquier adulto que no era mi marido o mi madre,» dijo ella en retrospectiva. «Mientras que todo me abrumaba, el mayor reto era tratar de estar presente para mis niños mientras lidiaba con mi nuevo estado de constante temor e irritabilidad. Mi niño de cuatro años siempre ha sido hablador, pero de repente me empezó a frustrar su balbuceo y su curiosidad, mientras me volvía impaciente con la incapacidad de mi hija de un año de comunicarme sus necesidades.»
El hecho de perder el cuidado infantil que normalmente recibía había aumentado el estrés de esta madre, recordó ella. Y una queja similar vino de una esposa militar agotada, cuyo marido estaba desplegado cuando cayó la pandemia. El cierre del programa de cuidado infantil de sus hijos le hizo imposible lograr un balance entre su vida familiar y su trabajo, recordaba ella angustiada. «Terminé perdiendo ese puesto porque era realmente difícil cuidar mis dos niños e ir a una oficina, y finalmente tratar de trabajar más horas desde la casa, porque mi trabajo es bastante demandante. No diría necesariamente que estaba deprimida, pero me encontraba muy estresada y nerviosa.»
También lo están muchos padres en los EEUU, según una encuesta nacional publicada por el American Academy of Pediatrics (Academia Americana de Pediatría) el pasado otoño. Desde marzo del 2020, 27 porciento de los padres reportaban que había sufrido su salud mental y el comportamiento de sus niños había empeorado. Ellos atribuían estos problemas familiares a la inseguridad alimentaria, la pérdida del seguro de salud financiado por sus empleadores y el cierre de su programa de cuidado infantil. «Estos retos no solamente perjudican a los adultos,» dijo Tania María Caballero, una profesora de pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. «Ya que limitan la capacidad de una familia de apoyar adecuadamente a sus niños, están bastante entrelazados con la salud mental de un niño.»
Los niños pequeños pueden no tener el lenguaje para describir el estrés que sienten, pero lo pueden demostrar a través de su comportamiento. Algunos niños podrían tener pensamientos o pesadillas asustadoras que expresan mediante dibujos. Ellos pueden volverse ansiosos al ser separados de sus cuidadores. Algunos pueden exhibir comportamientos, como orinarse en la cama o no poder dormir, que previamente habían superado. Otros pueden actuar de manera tonta, comportarse de una manera más infantil de lo que corresponde a su edad, o estallar en un berrinche. Y estos momentos de tristeza preescolar complican los retos enfrentados por los programas de cuidado infantil durante la crisis actual.
Nacionalmente, muchos programas de cuidado infantil que lograron sobrevivir la suspensión de sus actividades, ahora están tratando de abrir sus puertas. Los que no cerraron permanentemente enfrentan una abundancia de reglamentos estrictos que requieren limpiar incesantemente y mantener las pertenencias de los niños en la escuela o centro. En muchos casos, los padres no pueden entrar a las instalaciones de un centro, y deben entregar sus niños en la puerta delantera—o hasta comprometerse con enviar su niño a un centro sin haberlo visto por dentro. Además, los centros ya no pueden servir las comidas al estilo familiar, una modalidad que fomenta un sentido de comunidad y cercanía.
Los nuevos requisitos también significan que los centros deben sacrificar algunos de los componentes básicos de la infancia temprana, como explorar su mundo mediante el tacto, o aprender a compartir juguetes con amigos. En un centro en Utah, por ejemplo, los niños mayores usan mascarillas y aprenden a «caminar como momias,» con sus brazos hacia adelante, para evitar acercarse al niño delante de ellos. En un centro preescolar en Arizona, los niños hacen «brazos de avión» al caminar en fila para dejar más espacio entre ellos. Y hasta se desalientan los abrazos, según recientes recomendaciones del Child Development Associate® Credential Advisory Committee (Comisión Consultiva de la Credencial Asociado en Desarrollo Infantil®). Los educadores infantiles que pertenecen al comité han recomendado a sus colegas «enseñarles a los niños a dar abrazos al aire, abrazar un oso de peluche, o abrazarse a sí mismos.»
Algunos expertos opinan que las recomendaciones como estas pueden reflejar la cautela excesiva en los centros que sirvieron los niños de trabajadores esenciales cuando la pandemia había llegado a su nivel máximo. Pero a la larga no son prácticos, según Susan Hedges, directora de evaluación y garantía de calidad en la National Association for the Education of Young Children (Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños). «No se le puede decir a un niño de tres años que no abrace a sus amigos, o que no esté con un amigo. Es malo para ellos, es malo para su salud socioemocional, y sencillamente no es factible.»
Los niños son muy dependientes de sus conexiones sociales, así que deben sentirse mejores cuando nuestros centros y programas preescolares no tienen que hacer cumplir estos reglamentos onerosos, aun cuando sean necesarios. Pero eso por si solo no asegurará que los niños estarán saludables y aprendiendo después de luchar con los impactos del COVID. Cuando la pandemia ha pasado, también tendremos que responder a las secuelas del trauma, especialmente entre los niños más desfavorecidos. La pandemia ha resaltado la presencia de grandes inequidades sociales, y los educadores infantiles no las pueden rectificar sin recibir apoyo.
Mas bien, debemos aprovechar recursos de toda la comunidad para ayudar a los niños pequeños mediante la ayuda a los miembros de sus familias. Es probable que las tensiones y presiones que han experimentado muchas familias incrementen su riesgo de desarrollar problemas de salud mental, tanto ahora como en el futuro. Los expertos en trauma infantil ya han visto de primera mano el impacto de las dificultades provocadas por el COVID. El aumento súbito en EAI ha revelado las grandes inequidades detrás de la pandemia actual. Y explican tragedias como aquella sufrida por una familia el año pasado. La madre se encontraba internada en la Unidad de Cuidados Intensivos, padeciendo de COVID-19, y su marido también estaba gravemente enfermo con el virus. No obstante, él permaneció en casa para cuidar a sus niños y luchaba desesperadamente para atender a las necesidades de su hogar.
Como la pandemia ha alborotado la vida para familias como esta, la gente dice que quisieran que todo volviera a la normalidad. «Pero la vida normal no era muy gran cosa para la mayoría de las personas en nuestro país. Queremos que la vida normal sea mejor,» dijo la fundadora de ACESs Connection (Conexión EAI), Jane Stevens. Por cierto, la ciencia de las EAI se enfoca en las adversidades enfrentadas por cada niño individual. Pero la pandemia y el empuje renovado hacia la justicia racial han demostrado la necesidad de soluciones sociales amplias para el trauma infantil, explicó Stevens. Una gran parte del estrés que sienten nuestros niños viene del estrés que experimentan sus comunidades y familias. La salud mental de nuestros niños depende de la salud mental de los adultos que los cuidan.
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Vice President of Growth and Business Development
Christopher Barnes is responsible for global growth and business development at the Council, leading partnership initiatives, events, state grants, funding projects and the Council bookstore. Chris has more than 20 plus years of experience managing multi-agency organizations and overseeing the fiscal operations of non-profit organizations, including Head Start. Chris is a nationally recognized speaker and trainer.
Prior to joining the Council, he developed and presented training materials for nonprofits on various topics, both virtually and in person. Those topics included strategic planning, educational facilities development, fiscal operations, and governance. Chris’ background also includes consulting for nonprofit organizations focused on out-of-school time, respite care, and childcare subsidies. His administrative experience stems from serving as Senior Director of Child & Family Services at St. Vincent de Paul of Baltimore, overseeing, among other grants, a $10 million Head Start grant for five years. He credits a substantial amount of his professional growth as Executive Director of St. Francis Xavier Head Start. His tenure there provided him the hands-on, experiential knowledge and skillset to operate and administer a successful human services program with more than 50 staff and over 300 children and families.
His academic credentials include a Master’s in Public Administration from the University of Baltimore and a Bachelor of Science in Business Administration from Lincoln University in Pennsylvania.
Chief Operations Officer
Andrew Davis serves as Chief Operating Officer at the Council. In this role, Andrew oversees the Programs Division, which includes the following operational functions: credentialing, growth and business development, marketing and communications, public policy and advocacy, research, innovation, and customer relations.
Andrew has over 20 years of experience in the early care and education field. Most recently, Andrew served as Senior Vice President of Partnership and Engagement with Acelero Learning and Shine Early Learning, where he led the expansion of state and community-based partnerships to produce more equitable systems of service delivery, improved programmatic quality, and greater outcomes for communities, children and families. Prior to that, he served as Director of Early Learning at Follett School Solutions.
Andrew earned his MBA from the University of Baltimore and Towson University and his bachelor’s degree from the University of Maryland – University College.
Chief Financial Officer
Jan Bigelow serves as Chief Financial Officer at the Council and has been with the organization since February of 2022.
Jan has more than 30 years in accounting and finance experience, including public accounting, for-profit and not-for-profit organizations. She has held management-level positions with BDO Seidman, Kiplinger Washington Editors, Pew Center for Global Climate Change, Communities In Schools, B’nai B’rith Youth Organization and American Humane. Since 2003, Jan has worked exclusively in the non-profit sector where she has been a passionate advocate in improving business operations in order to further the mission of her employers.
Jan holds a CPA from the State of Virginia and a Bachelor of Arts degree from Lycoming College. She resides in Alexandria VA with her husband and dog.
Vice President of Information Technology
José Porro, Vice President of Information Technology, comes to the Council with over 30 years of IT background working across multiple industries with a focus on IT, having progressed through all areas, including Programming, Analysis, Design, Testing, Networking, Security, Architecture, and Leadership.
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Directora de Comunicaciones
Usma Mohamed aporta más de 19 años de experiencia en marketing en organizaciones comerciales y sin fines de lucro, donde ha liderado importantes esfuerzos de marketing, medios, branding y comunicaciones a nivel mundial.
Antes de unirse al Concilio, se desempeñó como jefa de marketing global en el Bachillerato Internacional (IB), una organización sin fines de lucro de educación internacional, donde fue responsable del desarrollo de estrategias de marketing global que alcanzan o superan las ambiciosas proyecciones de crecimiento.
Antes del IB, fue directora senior de marketing en GuideStar USA, donde dirigió las relaciones con los donantes y los lanzamientos de productos de misión crítica a través de estrategias de adquisición multicanal.
Sus credenciales académicas incluyen un título en Dirección de Marketing y un título avanzado (MS) en Gestión de Asociaciones y Sin Fines de Lucro. Usma se ha presentado en varias ocasiones en el DC National Press Club sobre varios temas de marketing de tendencias. Trabaja como voluntaria en una organización mundial sin fines de lucro.
Vice Presidenta Ejecutiva
Michelle Brown es una experta en educación y cuidado de la primera infancia reconocida a nivel nacional y aporta tres décadas de experiencia a su función como vicepresidenta ejecutiva del Concilio de Reconocimiento Profesional. Como Vicepresidenta Ejecutiva, las responsabilidades de Michelle incluyen trabajar con la agenda de políticas públicas del Concilio, comunicaciones, coordinación de eventos, relaciones internacionales y publicaciones. Michelle comenzó su carrera en la primera infancia como maestra de Head Start y directora de la escuela Early Childhood Lab School en Toledo, Ohio. Continuó su trabajo abogando por los niños y las familias en puestos a nivel local, estatal y nacional. Su trabajo en Washington, DC, de hecho, comenzó en el Concilio como participante en el programa de becas nacionales Head Start. Ha ocupado puestos clave en la Oficina de Head Start del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU., La Asociación Nacional de Head Start y ZERO TO THREE. Obtuvo una licenciatura en desarrollo infantil y servicios comunitarios para la familia y una maestría en educación especial para la primera infancia, ambas de Bowling Green State University.
Director Ejecutivo(CEO)
Calvin E. Moore, Jr., un líder consumado en educación infantil temprana, fue nombrado CEO del Concilio Para el Reconocimiento Profesional en Mayo de 2020. Es el primer CEO del Concilio en poseer su credencial de educación temprana, Asociado en Desarrollo Infantil®(CDA) y ex miembro de la junta directiva del Concilio.
Moore aprendió el valor del cuidado y la educación temprana cuando participó en Head Start cuando era niño. También tiene una vasta experiencia profesional en Head Start, habiendo trabajado en programas grandes y pequeños, urbanos y rurales, basados en centros y programas de cuidado infantil familiar, así como programas enfocados principalmente en familias hispanas.
A lo largo de su carrera, Moore ha ocupado cargos de alto nivel dirigiendo complejos departamentos federales y estatales que mejoran los resultados para los niños y las familias desatendidos. Más recientemente, Moore fue gerente de programa regional en Atlanta para la Oficina de Head Start dentro de la Administración para Niños y Familias (ACF) para el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. Sus responsabilidades incluían proporcionar supervisión, monitoreo, capacitación y asistencia técnica a más de 350 beneficiarios de Head Start y Early Head Start con una cartera de más de $1.6 mil millones.
Antes de unirse a ACF, ocupó varios otros puestos de alto perfil. Fue analista técnico senior de ICF International y contratista federal de la Oficina de Cuidado Infantil dentro de ACF. También se desempeñó como administrador de cuidado infantil para el Departamento de Recursos Humanos de Alabama, donde fue responsable de supervisar la concesión de licencias para el cuidado infantil, el programa de subsidios para el cuidado infantil, Early Head Start-Child Care Partnership, iniciativas de calidad, capacitación y proyectos de asistencia técnica. Anteriormente, Moore se desempeñó como subdirector de la Oficina de Cuidado Infantil en ACF, donde apoyó a familias de bajos ingresos al brindarles acceso a programas extracurriculares y de atención temprana asequibles y de alta calidad.
Es el autor de The Thinking Book Curriculum: For Early Childhood Professionals, Men Do Stay: Reclutamiento y retención de maestros varones calificados de la primera infancia y muchos otros libros. Moore ha recibido un premio literario de AIM y New Light Ministries por su libro Agape Declarations, el premio Maria Otto al liderazgo de la Asociación Nacional de Cuidado Infantil Familiar y el premio Billy McCain, Sr., Premio Conmemorativo de la Asociación Head Start de Alabama.
Directora de Operaciones
Beth Heeb se desempeña como directora de operaciones del Concilio. Anteriormente fue directora de operaciones de la YWCA Greater Pittsburgh, una organización sin fines de lucro de $70 millones que brinda servicios a más de 50,000 mujeres, niños y familias en 12 condados en el suroeste de Pensilvania. Las operaciones bajo el liderazgo de Beth representaron el 95 por ciento del presupuesto operativo total y aproximadamente 140 empleados.
Antes de unirse a la YWCA Greater Pittsburgh en 2014, Beth fue directora ejecutiva de Consumer Health Coalition, una organización sin fines de lucro dedicada a garantizar que las poblaciones vulnerables tengan acceso a atención médica de calidad y asequible, y una voz en las decisiones y políticas de atención médica que impactan ellos. Beth tiene más de una década de experiencia en administración de organizaciones sin fines de lucro a nivel ejecutivo.
Directora de Programas
Abena Ocran-Jackson es la directora de programas del Concilio. Ella es responsable de la gestión eficaz de todos los aspectos de Asociado en desarrollo infantil (CDA), nuevos productos y servicios. Abena tiene más de 20 años trabajando en cuidado y educación temprana, en una variedad de roles, desde maestra de preescolar, directora senior de Acreditación del Programa de Aprendizaje Temprano de NAEYC y directora de preparación de maestros con educación KinderCare. Ha sido nombrada una de las líderes excepcionales en el campo de la primera infancia por la iniciativa de liderazgo de intercambio de cuidado de niños. Abena ha moderado y presentado ampliamente en conferencias locales, estatales y nacionales sobre la primera infancia. Tiene una licenciatura en Desarrollo Humano de la Universidad de Howard y una maestría en Gestión de Organizaciones sin Fines de Lucro de la Universidad Trinity Washington. También es reconocida como especialista en acreditación por el Instituto para la excelencia en acreditación.